Durante la lactancia, al igual que en el resto de etapas, debes siempre alimentarte de manera equilibrada, actuando con lógica y sin obsesionarse.
Es importantísima la hidratación, debes intentar beber entre 1,5 y 2 litros diarios, para ayudar a la producción de leche. Muchas mujeres durante la lactancia tienen más sed, así que probablemente no te resulte difícil seguir esto.
Intenta comer cada 3 horas aproximadamente, para no tener períodos de ayuno demasiados largos.
Toma grasas saludables: las encontraras en los frutos secos, las semillas y el aceite (especialmente de oliva); aunque sin abusar de ellas.
Toma fruta a diario: unas tres piezas, te ayudarán a mantener el estreñimiento a raya.
Toma una ración de verduras en cada comida principal (mediodía y noche).
Toma lácteos (leche, queso y yogures) unas 3 raciones diarias.
Toma hidratos de carbono, azúcares (pan, pasta, arroz, patatas, legumbres…) en pequeñas porciones en cada comida. En especial debemos intentar aumentar la cantidad de legumbres que se toman semanalmente, pudiendo ser de 3 a 5 veces.
Toma proteínas a diario en forma de carnes, pescados y huevos; intenta limitar el consumo de pescado azul de talla grande a una vez por semana (atún rojo, tiburón, pez espada…) ya que poseen gran cantidad de metales pesados y mercurio, aunque sin dejar de tomarlos por la cantidad de omega 3 que tienen y sus beneficios para nuestro organismo y el desarrollo del bebé.
Evita al máximo el consumo de alcohol, y bebidas excitantes (refrescos, café…) porque afectan directamente al desarrollo del bebé.
No pasa nada, si tu dieta es vegetariana u ovalácteovegetariana tu bebé no tiene porque tener carencias de ningún tipo. Eso sí debes intentar suplementar tu alimentación con vitamina B12, limitar el consumo de algas por la alta cantidad de yodo de las mismas y consultar a tu médico o especialista.